miércoles, 28 de diciembre de 2016

La contaminación, la responsabilidad de todos

Dejemos atrás nuestras posiciones políticas y atendamos a la razón.

Madrid está que arde, o mejor dicho se quema. Ni la climatología ni nosotros hacemos nada por impedirlo. En cambio, sólo nos quejamos cuando las decisiones las toma el partido contrario al que votamos. No pienso hablar de política, sólo de concienciación y civismo. Yo no voté a Carmena, ni tan siquiera lo hice en Madrid. Tampoco soy afín al partido con el que se le relaciona, creo que no lo soy a ninguno.

Pero sí aplaudo, a pesar de también sufrirlas, las medidas adoptadas en el protocolo de alta contaminación. Está claro que hacemos oídos sordos a las meras advertencias y recomendaciones, no va con nosotros, a no ser que sean más severas y prohibitivas. Y en esas estamos. 



Me hierve la sangre cuando oigo a amigos y conocidos negarse a cumplir las ordenanzas municipales madrileñas cuando tienen todas las posibilidades a su alcance para hacerlo. No congeniar con la alcaldesa no es motivo para no ser cívico. Sí les doy la razón en que hay que pulir el protocolo. Aunque no todo esté en manos del consistorio, y aquí algunos ejemplos:

1. Acceso sin coste al transporte municipal en caso de activarse el escenario 2 y 3 del protocolo anti contaminación. No basta con prohibir hay que dar alternativas y facilidades para ello.

2. Flexibilidad horaria y facilitar el teletrabajo por parte de las empresas / trabajos en caso de que se activen los casos anteriores. Madrid cuenta con una gran infrastructura de transporte público, pero por desgracia no en todos los casos es viable para el ciudadano, también por el hecho de los grandes trayectos que en ocasiones realizan los trabajadores. Sendas alternativas, desde mi punto de vista, permiten una mejor conciliación laboral y medioambiental.

No tengo la esperanza y ni el objetivo de con estas líneas convencer a los detractores. Sólo transmitir mi opinión sobre algo que nos atañe a todos, no es economía, ni política, es salud.